martes, 16 de diciembre de 2014

Universidad Tecnológica de Santiago.
(UTESA)




Asignatura:

Inmunología y Alergia.

Tema:

ANTICUERPOS


Presentado Por:

                                   Marielys Rodríguez  2-11-1983 

                                   Dairy Reyes            3-11-0067    

                                   Yeraldy Ureña         1-12-1380 

                                   Anllela Santos         2-11-2104    

                                   Yenersi Abreu         1-12-0418     

                                   Thelvin Almonte      1-05-0078     

                                   Vilma Martínez        2-11-2151     

                                   Jennifer Mateo        1-12-0115     

                                   Alba Pérez              2-11-0538     

                                   Marleny Hernández 2-10-1263

                                   Iris  A. Eguren       1-06-9088

                                   Bierka Jimenez       2-11-1597  


                                                         presentado A:


                                             Dr. mirtha villasr























































INTRODUCCION

La clave del sistema inmune adaptativo es su capacidad de reconocimiento
 específico de cualquier tipo de molécula o partícula extraña.
 Por eso, el sistema inmune cuenta con las inmunoglobulinas (Ig)
 y con los receptores de los linfocitos T (TCR),
 los cuales exhiben  importantes propiedades como son diversidad,
 heterogeneidad y procedencia a partir de reordenaciones de genes.



Las inmunoglobulinas funcionan como la parte específica del complejo de 
las células B, a nivel de membrana, que reconoce al antígeno y como
 moléculas circulantes, es decir anticuerpos secretados por las células
 plasmáticas procedentes de activación, proliferación y diferenciación de células B. 
Estos anticuerpos se localizan en el suero, en los líquidos tisulares 
(intersticiales) y recubriendo ciertos epitelios internos. 
Estas Ig circulantes son los efectores de la rama humoral del sistema
 inmune específico (de hecho inician la fase efectora, pero como veremos,
 la eliminación definitiva del Ag no suelen hacerla directamente los anticuerpos).





Las Inmunoglobulinas

Los anticuerpos, también conocidos como inmunoglobulinas 
son glicoproteínas del tipo gamma globulina. Pueden encontrarse 
de forma soluble en la sangre u otros fluidos corporales de los vertebrados, 
disponiendo de una forma idéntica que actúa como receptor de los linfocitos B 
y son empleados por el sistema inmunitario para identificar y
 neutralizar elementos extraños tales como bacterias, virus o parásitos.
Las inmunoglobulinas se producen como respuesta a la detección de 
moléculas extrañas en nuestro cuerpo. Estas moléculas extrañas que 
desencadenan la producción de anticuerpos se denominan antígenos.
El anticuerpo típico está constituido por unidades estructurales básicas,
 cada una de ellas con dos grandes cadenas pesadas y dos cadenas ligeras
 de menor tamaño, que forman, por ejemplo, monómeros con una unidad, 
dímeros con dos unidades o pentámeros con cinco unidades. Los anticuerpos 
son sintetizados por un tipo de leucocito denominado linfocito B. Existen 
distintas modalidades de anticuerpo, isotipos, basadas en la forma de cadena \
pesada que posean. Se conocen cinco clases diferentes de isotipos en mamíferos
 que desempeñan funciones diferentes, contribuyendo a dirigir la respuesta inmune
 adecuada para cada distinto tipo de cuerpo extraño que encuentran.
El reconocimiento de un antígeno por un anticuerpo lo marca para ser atacado 
por otras partes del sistema inmunitario. Los anticuerpos también pueden neutralizar 
sus objetivos directamente, mediante, por ejemplo, la unión a una porción de un patógeno
 necesaria para que éste provoque una infección.




Se distinguen diversos tipos de inmunoglobulinas: IgG, IgM,
 IgA, IgD e IgE. Desde el punto de vista estructural, todas ellas
 tienen en común que su unidad básica está formada por dos 
pares de cadenas peptídicas: un par de cadenas ligeras (cadenas L)
 con unos 220 aminoácidos cada una,  y un par de cadenas pesadas
 (cadenas H) formadas por unos 440 aminoácidos cada una.
Formas de Anticuerpos
Los linfocitos B activados se diferencian en células plasmáticas, 
cuyo papel es la producción de anticuerpos solubles o bien en linfocitos B
 de memoria, que sobreviven en el organismo durante los años siguientes 
para posibilitar que el sistema inmune recuerde el antígeno y
 responda más rápido a futuras exposiciones al agente inmunógeno.
 Los anticuerpos son, por tanto, un producto esencial del sistema inmunitario
 adaptativo que aprenden y recuerdan las respuestas a patógenos invasores.
 Los anticuerpos se encuentran en dos formas: en forma soluble secretada 
en la sangre y otros fluidos del cuerpo y en forma unida a la membrana celular 
que está anclada a la superficie de un linfocito B.
Forma Soluble
Los anticuerpos solubles son secretados por un linfocito B activado
  para unirse a sustancias extrañas y señalizarlas para su destrucción por 
el resto del sistema inmune. También se les podría llamar anticuerpos libres 
hasta que se unen a un antígeno y acaban como parte de un complejo antígeno-anticuerpo 
o como anticuerpos secretados. En estas formas solubles se unen
 a las inmunoglobulinas moléculas adicionales.
Forma Anclada a Membrana
La forma anclada a membrana de un anticuerpo se podría llamar inmunoglobulina
de superficie o inmunoglobulina de membrana , que no es secretado: siempre está 
asociado a la membrana celular. Forma parte del receptor del linfocito B (BCR), que
 permite a éste detectar cuando un antígeno específico está presente en el organismo, 
desencadenando la activación del linfocito B. El BCR se compone de anticuerpos IgD o IgM 
unidos a la superficie de membrana y sus heterodímeros
 asociados Ig-α e Ig-β que tienen capaz de producir la transducción 
de señal del reconocimiento del anticuerpo a la célula. Un linfocito B 
humano típico tiene entre 50.000 y 100.000 anticuerpos unidos a su superficie. 
Tras el acoplamiento del antígeno,
 éstos se agrupan en grandes parches cuyo diámetro puede exceder de 1μm en balsas
 lipídicas que aíslan los BCRs  de la mayor parte de los restantes receptores de señalización celular.
 Estos parches podrían mejorar la eficiencia de la respuesta inmune celular. 
En los seres humanos, la superficie celular está libre de otra
s proteínas alrededor de los receptores de los linfocitos B en 
distancias de algunos miles de angstroms, lo cual reduce de tal manera
 las influencias que compiten con su función, que incluso aísla a los BCRs.


Isotipos y Alotipos
ALOTIPOS 
Las inmunoglobulinas, como proteínas que son, pueden actuar como antígenos. 
Esta propiedad se ha aprovechado para generar anticuerpos contra ellas, 
que posteriormente han sido utilizados como instrumentos para analizar su
 estructura y función. Mediante el uso de los anticuerpos generados contra 
las inmunoglobulinas se ha podido detectar la existencia de variaciones en las mismas.
IDIOTIPOS  
Los antisueros homólogos que referíamos anteriormente que
 se producen al inmunizar animales con inmunoglobulinas de otro animal
 de la misma especie, también pueden ir dirigidos contra las regiones
 hipervariables de las cadenas H y/o L de las inmunoglobulinas. 
Todas las inmunoglobulinas que poseen los mismos determinantes 
antigénicos en sus regiones hipervariables se dice que pertenecen al mismo idiotipo,
 o que poseen los mismos determinantes idiotipicos. 
Los determinantes idiotípicos son exclusivos para las moléculas 
producidas por un clon determinado de células productoras de anticuerpos.
Moléculas adicionales a la unidad estructural básica.
En las inmunoglobulinas aparecen, además de las cuatro
 cadenas polipeptídicas básicas, un componente glucídico 
(que representa el 2-14 % del peso total de la molécula) 
y en algunas clases de inmunoglobulinas, glicoproteínas 
adicionales conocidas como cadena J y pieza de secreción.
La cadena J es una glicoproteína con un 12 % de azúcares 
y un peso molecular de 15 kD que une, mediante puentes 
disulfuro, extremos Fc en la IgA e IgM. La pieza de secreción es
 una glicoproteína de 58 kD de peso molecular que sintetizan las
 células epiteliales de las mucosas y glándulas exocrinas. 
Estructura
Los anticuerpos son proteínas plasmáticas globulares pesadas
 (~150 kDa), también conocidas como inmunoglobulinas. 
Tienen cadenas de azúcares unidas a alguno de sus residuos aminoácido.
 En otras palabras, los anticuerpos son glicoproteínas.
 La unidad básica funcional de cada anticuerpo es el monómero 
de inmunoglobulina, que contiene una sola unidad de Ig.
 Los anticuerpos secretados también pueden ser diméricos 
con dos unidades Ig, como en el caso de las IgA, tetraméricos con 
cuatro unidades Ig como en el caso de las IgM de teleósteo, o 
pentaméricos con cinco unidades de IgM, como en el caso de las IgM de mamíferos.

Las inmunoglobulinas constan de distintos dominios, que a
 su vez se agrupan en las dos cadenas pesadas (rojo y azul) y las dos 
cadenas ligeras (verde y amarillo) del anticuerpo. Los dominios de la 
inmunoglobulina están compuestos de entre 7 (en el caso de la IgC) y 9 (IgV) plegamientos β.
Función
La función esencial de las inmunoglobulinas es la de unirse 
al antígeno. De esta manera las inmunoglobulinas actúan como receptoras
 de señales antigénicas o bien pueden colaborar en la destrucción antigénica. 
La primera función se presenta cuando las inmunoglobulinas se 
encuentran insertas en la membrana de los linfocitos B (inmunoglobulinas de membrana), 
y para la segunda requieren la colaboración del comple­mento, macrófagos, neutrófilos y células 
NK, que tienen la propiedad de unir las inmunoglobulinas por su extremo Fc.

Unión antígeno anticuerpo. 
Los epítopos de un antígeno pueden estar formados por aminoácidos 
consecutivos en la secuencia de la proteína, como las proteínas se 
encuentran normalmente dobladas sobre si mismas según lo que
 llamamos estructura terciaria, en la mayoría de los casos los anticuerpos
 generados contra este tipo de epítopos solo reconocerán a la proteína
 desnaturalizada o “linearizada” y por ello se les llama epitopos lineales.
 En la mayoría de los casos los epítopos suelen estar formados por aminoácidos 
del antígeno que solo se encuentran suficientemente cerca unos
 de otros en la proteína nativa, es decir en la proteína que tiene estructura 
terciaria conservada, es decir una conformación adecuada, por lo que a estos
 epítopos se les llama epitopos conformacionales. Cuando inmunizamos un animal con 
una proteína, generaremos una serie de anticuerpos dirigidos 
contra los distintos epítopos de la misma, todos esos anticuerpos
 se encontraran circulando en el suero del animal al que, una vez extraido,
 llamaremos antisuero. El tipo de anticuerpos que compondrán
 ese antisuero dependerá en gran medida de la forma en que hayamos 
preparado la proteína para la inmunización, si la hemos preparado 
desnaturalizada, solo existirán epítopos lineales, mientras que si hemos 
inyectado la proteína en su estado nativo, coexistirán en el
 antisuero anticuerpos que reconozcan epítopos
 conformacionales con otros que reconozcan epítopos lineales. 
En el caso de anticuerpos monoclonales, todos los anticuerpos
 procederán de un clon de células plasmáticas y por tanto estarán
 dirigidos contra un solo epítopo que será de un tipo u otro. 
La importancia radica, en que dependiendo del tipo de epitopos
 que reconozcan los anticuerpos, las aplicaciones diagnosticas o
 de investigación serán distintas. En general, los anticuerpos que reconocen
 epitopos lineales serán útiles para técnicas de Western Blot
 (donde se analiza la proteína generalmente desnaturalizada) mientras
 los que reconocen epítopos conformacionales lo serán para técnicas 
de inmunofluoresencia, inmunoprecipitación, etc.
Paratopo
Las inmunoglobulinas se unen a los epitopos de los antígenos 
por sus sitios activos, constituidos como se ha indicado anteriormente,
 por los segmentos variables de las cadenas 
 y ligeras y donde intervienen principalmente las regiones
 hipervariables. Esta zona de unión al epítopo se conoce con el nombre de  paratopo.
Propiedades biológicas de las inmunoglobulinas.
 Los fenómenos de neutralización, precipitación y aglutinación 
de los antígenos no son suficientes por sí solos para la destrucción
 y total eliminación de éstos. Para ello, además de las inmunoglobulinas 
se requiere de la colaboración de otros muchos elementos, 
tales como el sistema del complemento, macrófagos, polimorfonucleares o células NK.
Podemos decir que las inmunoglobulinas, al detectar los antígenos 
y producirse la subsiguiente unión a ellos, actúan como trans-ductores 
de la información de la presencia de los mismos que serían destruidos
 por el complemento, macrófagos, los polimorfonucleares o células
 NK a los que dan especificidad.

  
Tipos de Antiglobulinas
IgA: Se encuentra en las mucosas, como el tubo digestivo, 
el tracto respiratorio y el tracto urogenital. Impide su colonización 
por patógenos. También se encuentran en la saliva, las lágrimas y
 la leche. Estas inmunoglobulinas son la defensa inicial de las
 mucosas contra los agentes patógenos.

IgD: Su función consiste principalmente en servir
 de receptor de antígenos en los linfocitos B que no han sido
 expuestos a los antígenos.




IgE: Se une a alérgeno y desencadena la liberación
 de histamina de las células cebadas y basófilos y está implicada en la alergia.
 También protegen contra gusanos parásitos.
    
IgG: Las inmunoglobulinas que contienen cadenas gamma se denominan IgG. 
 Las Inmunoglobulinas G son las inmunoglobulinas más abundantes en el suero. 
Estas inmunoglobulinas promueven la fagocitosis en el
 plasma y activan al sistema del complemento. Las IgG son el único
 tipo de anticuerpos que puede cruzar la placenta para proporcionar 
al feto inmunidad pasiva . Proporcionan, en sus cuatro formas,
 la mayor parte de la protección inmunitaria basada en anticuerpos
 contra los patógenos invasores.

IgM: Se expresa en la superficie de los linfocitos B 
y en forma de secreción con gran avidez por su diana. 
Elimina los patógenos en los estadios tempranos de la respuesta inmune
mediada por linfocitos B (humoral) hasta que existen suficientes IgGs.  

Estos son los primeros anticuerpos producidos en cantidades 
signficativas contra un antigeno. Las IgM promueven la fagocitosis y
 activan al sistema del complemento.       



CONCLUSION
A lo largo de este trabajo estamos viendo  
distintas moléculas (no sólo inmunoglobulinas) que poseen al menos un 
dominio típico de Ig. Estas proteínas están codificadas por genes que presentan 
homologías entre sí. Estos diferentes genes probablemente se
 originaron a partir de un gen ancestral que codificaba algo parecido 
al dominio de Ig. En el pasado, dicho gen debió de sufrir sucesivas
 duplicaciones, y partir de entonces, cada copia del gen original 
evolucionó de modo independiente; incluso algunas de las copias 
debieron fusionarse con genes o partes de genes diferentes.
 El resultado evolutivo es que hoy, sobre todo en los mamíferos, cada
 especie posee múltiples genes derivados del ancestral, que no están
 ligados genéticamente (localizados en sitios distintos del genoma), y que 
en cada caso cumplen misiones diferenciadas. Por todo ello, se habla de
 una superfamilia de genes que tienen en común el codificar al menos un dominio de tipo Ig.


BIBLIOGRAFIA
http://www.ugr.es/~eianez/inmuno/cap_05.htm



jueves, 27 de noviembre de 2014




MARTES, 7 DE OCTUBRE DE 2014


Universidad Tecnológica de Santiago.
(UTESA)




Asignatura:

Inmunología y Alergia.

Tema:

ANTICUERPOS


Presentado Por:

                                   Marielys Rodríguez  2-11-1983 

                                   Dairy Reyes            3-11-0067    

                                   Yeraldy Ureña         1-12-1380 

                                   Anllela Santos         2-11-2104    

                                   Yenersi Abreu         1-12-0418     

                                   Thelvin Almonte      1-05-0078     

                                   Vilma Martínez        2-11-2151     

                                   Jennifer Mateo        1-12-0115     

                                   Alba Pérez              2-11-0538     

                                   Marleny Hernández 2-10-1263

                                   Iris  A. Eguren       1-06-9088

                                   Bierka Jimenez       2-11-1597  


                                                         presentado A:


                                             Dr. mirtha villasr























































INTRODUCCION

La clave del sistema inmune adaptativo es su capacidad de reconocimiento específico de cualquier tipo de molécula o partícula extraña.
 Por eso, el sistema inmune cuenta con las inmunoglobulinas (Ig) y con los receptores de los linfocitos T (TCR),
 los cuales exhiben  importantes propiedades como son diversidad, heterogeneidad y procedencia a partir de reordenaciones de genes.



Las inmunoglobulinas funcionan como la parte específica del complejo de las células B, a nivel de membrana, que reconoce al antígeno y como moléculas circulantes, es decir anticuerpos secretados por las células plasmáticas procedentes de activación, proliferación y diferenciación de células B. 
Estos anticuerpos se localizan en el suero, en los líquidos tisulares (intersticiales) y recubriendo ciertos epitelios internos. Estas Ig circulantes son los efectores de la rama humoral del sistema inmune específico (de hecho inician la fase efectora, pero como veremos, la eliminación definitiva del Ag no suelen hacerla directamente los anticuerpos).




Las Inmunoglobulinas

Los anticuerpos, también conocidos como inmunoglobulinas son glicoproteínas del tipo gamma globulina. Pueden encontrarse de forma soluble en la sangre u otros fluidos corporales de los vertebrados, disponiendo de una forma idéntica que actúa como receptor de los linfocitos B y son empleados por el sistema inmunitario para identificar y neutralizar elementos extraños tales como bacterias, virus o parásitos.
Las inmunoglobulinas se producen como respuesta a la detección de moléculas extrañas en nuestro cuerpo. Estas moléculas extrañas que desencadenan la producción de anticuerpos se denominan antígenos.
El anticuerpo típico está constituido por unidades estructurales básicas, cada una de ellas con dos grandes cadenas pesadas y dos cadenas ligeras de menor tamaño, que forman, por ejemplo, monómeros con una unidad, dímeros con dos unidades o pentámeros con cinco unidades. Los anticuerpos son sintetizados por un tipo de leucocito denominado linfocito B. Existen distintas modalidades de anticuerpo, isotipos, basadas en la forma de cadena pesada que posean. Se conocen cinco clases diferentes de isotipos en mamíferos que desempeñan funciones diferentes, contribuyendo a dirigir la respuesta inmune adecuada para cada distinto tipo de cuerpo extraño que encuentran.
El reconocimiento de un antígeno por un anticuerpo lo marca para ser atacado por otras partes del sistema inmunitario. Los anticuerpos también pueden neutralizar sus objetivos directamente, mediante, por ejemplo, la unión a una porción de un patógeno necesaria para que éste provoque una infección.




Se distinguen diversos tipos de inmunoglobulinas: IgG, IgM, IgA, IgD e IgE. Desde el punto de vista estructural, todas ellas tienen en común que su unidad básica está formada por dos pares de cadenas peptídicas: un par de cadenas ligeras (cadenas L) con unos 220 aminoácidos cada una,  y un par de cadenas pesadas (cadenas H) formadas por unos 440 aminoácidos cada una.
Formas de Anticuerpos
Los linfocitos B activados se diferencian en células plasmáticas, cuyo papel es la producción de anticuerpos solubles o bien en linfocitos B de memoria, que sobreviven en el organismo durante los años siguientes para posibilitar que el sistema inmune recuerde el antígeno y responda más rápido a futuras exposiciones al agente inmunógeno. Los anticuerpos son, por tanto, un producto esencial del sistema inmunitario adaptativo que aprenden y recuerdan las respuestas a patógenos invasores. Los anticuerpos se encuentran en dos formas: en forma soluble secretada en la sangre y otros fluidos del cuerpo y en forma unida a la membrana celular que está anclada a la superficie de un linfocito B.
Forma Soluble
Los anticuerpos solubles son secretados por un linfocito B activado  para unirse a sustancias extrañas y señalizarlas para su destrucción por el resto del sistema inmune. También se les podría llamar anticuerpos libres hasta que se unen a un antígeno y acaban como parte de un complejo antígeno-anticuerpo o como anticuerpos secretados. En estas formas solubles se unen a las inmunoglobulinas moléculas adicionales.
Forma Anclada a Membrana
La forma anclada a membrana de un anticuerpo se podría llamar inmunoglobulina de superficie o inmunoglobulina de membrana , que no es secretado: siempre está asociado a la membrana celular. Forma parte del receptor del linfocito B (BCR), que permite a éste detectar cuando un antígeno específico está presente en el organismo, desencadenando la activación del linfocito B. El BCR se compone de anticuerpos IgD o IgM unidos a la superficie de membrana y sus heterodímeros asociados Ig-α e Ig-β que tienen capaz de producir la transducción de señal del reconocimiento del anticuerpo a la célula. Un linfocito B humano típico tiene entre 50.000 y 100.000 anticuerpos unidos a su superficie. Tras el acoplamiento del antígeno, éstos se agrupan en grandes parches cuyo diámetro puede exceder de 1μm en balsas lipídicas que aíslan los BCRs  de la mayor parte de los restantes receptores de señalización celular. Estos parches podrían mejorar la eficiencia de la respuesta inmune celular. En los seres humanos, la superficie celular está libre de otras proteínas alrededor de los receptores de los linfocitos B en distancias de algunos miles de angstroms, lo cual reduce de tal manera las influencias que compiten con su función, que incluso aísla a los BCRs.


Isotipos y Alotipos
ALOTIPOS 
Las inmunoglobulinas, como proteínas que son, pueden actuar como antígenos. Esta propiedad se ha aprovechado para generar anticuerpos contra ellas, que posteriormente han sido utilizados como instrumentos para analizar su estructura y función. Mediante el uso de los anticuerpos generados contra las inmunoglobulinas se ha podido detectar la existencia de variaciones en las mismas.
IDIOTIPOS  
Los antisueros homólogos que referíamos anteriormente que se producen al inmunizar animales con inmunoglobulinas de otro animal de la misma especie, también pueden ir dirigidos contra las regiones hipervariables de las cadenas H y/o L de las inmunoglobulinas. Todas las inmunoglobulinas que poseen los mismos determinantes antigénicos en sus regiones hipervariables se dice que pertenecen al mismo idiotipo, o que poseen los mismos determinantes idiotipicos. Los determinantes idiotípicos son exclusivos para las moléculas producidas por un clon determinado de células productoras de anticuerpos.
Moléculas adicionales a la unidad estructural básica.
En las inmunoglobulinas aparecen, además de las cuatro cadenas polipeptídicas básicas, un componente glucídico (que representa el 2-14 % del peso total de la molécula) y en algunas clases de inmunoglobulinas, glicoproteínas adicionales conocidas como cadena J y pieza de secreción.
La cadena J es una glicoproteína con un 12 % de azúcares y un peso molecular de 15 kD que une, mediante puentes disulfuro, extremos Fc en la IgA e IgM. La pieza de secreción es una glicoproteína de 58 kD de peso molecular que sintetizan las células epiteliales de las mucosas y glándulas exocrinas. 
Estructura
Los anticuerpos son proteínas plasmáticas globulares pesadas (~150 kDa), también conocidas como inmunoglobulinas. Tienen cadenas de azúcares unidas a alguno de sus residuos aminoácido. En otras palabras, los anticuerpos son glicoproteínas. La unidad básica funcional de cada anticuerpo es el monómero de inmunoglobulina, que contiene una sola unidad de Ig. Los anticuerpos secretados también pueden ser diméricos con dos unidades Ig, como en el caso de las IgA, tetraméricos con cuatro unidades Ig como en el caso de las IgM de teleósteo, o pentaméricos con cinco unidades de IgM, como en el caso de las IgM de mamíferos.

Las inmunoglobulinas constan de distintos dominios, que a su vez se agrupan en las dos cadenas pesadas (rojo y azul) y las dos cadenas ligeras (verde y amarillo) del anticuerpo. Los dominios de la inmunoglobulina están compuestos de entre 7 (en el caso de la IgC) y 9 (IgV) plegamientos β.
Función
La función esencial de las inmunoglobulinas es la de unirse al antígeno. De esta manera las inmunoglobulinas actúan como receptoras de señales antigénicas o bien pueden colaborar en la destrucción antigénica. La primera función se presenta cuando las inmunoglobulinas se encuentran insertas en la membrana de los linfocitos B (inmunoglobulinas de membrana), y para la segunda requieren la colaboración del comple­mento, macrófagos, neutrófilos y células NK, que tienen la propiedad de unir las inmunoglobulinas por su extremo Fc.

Unión antígeno anticuerpo. 
Los epítopos de un antígeno pueden estar formados por aminoácidos consecutivos en la secuencia de la proteína, como las proteínas se encuentran normalmente dobladas sobre si mismas según lo que llamamos estructura terciaria, en la mayoría de los casos los anticuerpos generados contra este tipo de epítopos solo reconocerán a la proteína desnaturalizada o “linearizada” y por ello se les llama epitopos lineales. En la mayoría de los casos los epítopos suelen estar formados por aminoácidos del antígeno que solo se encuentran suficientemente cerca unos de otros en la proteína nativa, es decir en la proteína que tiene estructura terciaria conservada, es decir una conformación adecuada, por lo que a estos epítopos se les llama epitopos conformacionales. Cuando inmunizamos un animal conuna proteína, generaremos una serie de anticuerpos dirigidos contra los distintos epítopos de la misma, todos esos anticuerpos se encontraran circulando en el suero del animal al que, una vez extraido, llamaremos antisuero. El tipo de anticuerpos que compondrán ese antisuero dependerá en gran medida de la forma en que hayamos preparado la proteína para la inmunización, si la hemos preparado desnaturalizada, solo existirán epítopos lineales, mientras que si hemos inyectado la proteína en su estado nativo, coexistirán en el antisuero anticuerpos que reconozcan epítopos conformacionales con otros que reconozcan epítopos lineales. En el caso de anticuerpos monoclonales, todos los anticuerpos procederán de un clon de células plasmáticas y por tanto estarán dirigidos contra un solo epítopo que será de un tipo u otro. La importancia radica, en que dependiendo del tipo de epitopos que reconozcan los anticuerpos, las aplicaciones diagnosticas o de investigación serán distintas. En general, los anticuerpos que reconocen epitopos lineales serán útiles para técnicas de Western Blot (donde se analiza la proteína generalmente desnaturalizada) mientras los que reconocen epítopos conformacionales lo serán para técnicas de inmunofluoresencia, inmunoprecipitación, etc.
Paratopo
Las inmunoglobulinas se unen a los epitopos de los antígenos por sus sitios activos, constituidos como se ha indicado anteriormente, por los segmentos variables de las cadenas pesadas y ligeras y donde intervienen principalmente las regiones hipervariables. Esta zona de unión al epítopo se conoce con el nombre de  paratopo.
Propiedades biológicas de las inmunoglobulinas.
 Los fenómenos de neutralización, precipitación y aglutinación de los antígenos no son suficientes por sí solos para la destrucción y total eliminación de éstos. Para ello, además de las inmunoglobulinas se requiere de la colaboración de otros muchos elementos, tales como el sistema del complemento, macrófagos, polimorfonucleares o células NK.
Podemos decir que las inmunoglobulinas, al detectar los antígenos y producirse la subsiguiente unión a ellos, actúan como trans-ductores de la información de la presencia de los mismos que serían destruidos por el complemento, macrófagos, los polimorfonucleares o células NK a los que dan especificidad.

  
Tipos de Antiglobulinas
IgA: Se encuentra en las mucosas, como el tubo digestivo, el tracto respiratorio y el tracto urogenital. Impide su colonización por patógenos. También se encuentran en la saliva, las lágrimas y la leche. Estas inmunoglobulinas son la defensa inicial de las mucosas contra los agentes patógenos.

IgD: Su función consiste principalmente en servir de receptor de antígenos en los linfocitos B que no han sido expuestos a los antígenos.




IgE: Se une a alérgeno y desencadena la liberación de histamina de las células cebadas y basófilos y está implicada en la alergia. También protegen contra gusanos parásitos.
    
IgG: Las inmunoglobulinas que contienen cadenas gamma se denominan IgG.  Las Inmunoglobulinas G son las inmunoglobulinas más abundantes en el suero. Estas inmunoglobulinas promueven la fagocitosis en el plasma y activan al sistema del complemento. Las IgG son el único tipo de anticuerpos que puede cruzar la placenta para proporcionar al feto inmunidad pasiva . Proporcionan, en sus cuatro formas, la mayor parte de la protección inmunitaria basada en anticuerpos contra los patógenos invasores.

IgM: Se expresa en la superficie de los linfocitos B y en forma de secreción con gran avidez por su diana. Elimina los patógenos en los estadios tempranos de la respuesta inmune mediada por linfocitos B (humoral) hasta que existen suficientes IgGs.  Estos son los primeros anticuerpos producidos en cantidades signficativas contra un antigeno. Las IgM promueven la fagocitosis y activan al sistema del complemento.       



CONCLUSION
A lo largo de este trabajo estamos viendo  distintas moléculas (no sólo inmunoglobulinas) que poseen al menos un dominio típico de Ig. Estas proteínas están codificadas por genes que presentan homologías entre sí. Estos diferentes genes probablemente se originaron a partir de un gen ancestral que codificaba algo parecido al dominio de Ig. En el pasado, dicho gen debió de sufrir sucesivas duplicaciones, y partir de entonces, cada copia del gen original evolucionó de modo independiente; incluso algunas de las copias debieron fusionarse con genes o partes de genes diferentes.
 El resultado evolutivo es que hoy, sobre todo en los mamíferos, cada especie posee múltiples genes derivados del ancestral, que no están ligados genéticamente (localizados en sitios distintos del genoma), y que en cada caso cumplen misiones diferenciadas. Por todo ello, se habla de una superfamilia de genes que tienen en común el codificar al menos un dominio de tipo Ig.


BIBLIOGRAFIA
http://www.ugr.es/~eianez/inmuno/cap_05.htm